
Libertad como la disciplina interna.
Siempre me había considerado una persona poco disciplinada, soy olvidadiza, desordenada y poco constante, pero al entrar a Laboratoria y con el compromiso de aprender algo nuevo, me decidí a ser más disciplinada y aunque en un principio lo hice de manera tradicional recientemente emprendí la labor de hacerlo mucho más consiente del proceso y los resultados, así que al buscar la definición entendí todas las veces me han llamado indisciplinada y todas las veces que lo creí. Aquí se las dejo:
Conjunto de reglas de comportamiento para mantener el orden y la subordinación entre los miembros de un cuerpo o una colectividad en una profesión o en una determinada colectividad.
Conjunto de reglas o normas cuyo cumplimiento de manera constante conducen a cierto resultado.
Definitivamente no es la definición que quería así que preparándome para dar una charla me encontré con una frase que me definió más y que representa mejor lo ha sucedido en mi vida:
“Usar a la libertad como la disciplina interna que construye a las personas”.
He tenido la libertad y he afrontado las consecuencias, tanto las buenas como las malas, he perdido cosas en mi caos y he encontrado tesoros en mis perdidas.
El objetivo de la disciplina no debería ser aprender algo, terminar una carrera o ganar un maratón, la verdadera finalidad debería ser desarrollar la disciplina interna, conocer mejor nuestros límites, métodos, formas y espacios para tomar las mejores decisiones sin que necesitemos de alguien o algo que las condicione.
Por eso es que la obediencia y la disciplina son distintos. Mientras la obediencia puede ir cargada de culpa por no cumplir con las expectativas de quien nos mira la autodisciplina se basa en la observación y reflexión, ejercicios que impactaran en como reaccionamos antes las consecuencias de nuestras acciones y permitiéndonos modificar los resultados cambiando las decisiones que tomamos.
Afirmar la voluntad es crucial para el desarrollo de una disciplina interna e implica autoregulación, controlar nuestros impulsos y obtener la fuerza interna necesaria para tomar las mejores decisiones.
Cada movimiento que realizamos fomenta el control del cuerpo a través del esfuerzo de la mente, estas son infinitas posibilidades para trabajar la voluntad y la disciplina.
La voluntad está trabajando en las formas más pequeñas y más grandes.
3 oportunidades para trabajar la autoregulación, la disciplina y la voluntad:**
Auto Observación:
Cada que realices una actividad por más cotidiana o sencilla que sea, preguntate qué esperas lograr con esta actividad, cómo te hace sentir, qué crees que podrías mejorar o qué es lo que no te gusta de esa actividad. Seguramente al principio no será fácil, pero es un ejercicio que en actividades más complicadas te será de ayuda.
Piensa en opciones:
Empezar a trabajar en cosas que nos cuestan trabajo es difícil, especialmente cuando no sabemos que esperar, establecer opciones nos permiten explorar las actividades de forma más natural, por ejemplo, si necesitas leer un libro y lo has postergado pon como opción ir a un café o un parque para leerlo, leerlo en voz alta o buscar la versión digital, pero no limites la actividad a una forma que no te funciona.
Cambia:
Si los resultados que estas obteniendo no son los que quieres o crees que pueden mejorar intenta cosas diferentes, no es necesario que sean cambios enormes pero es importante que reflexiones sobre qué, cómo y para qué así lo que intentes será un proceso de crecimiento sin importar el resultado.
Este post fue originalmente publicado en Medium.